«Cada desafío nos hace más fuertes.»
Los desafíos son esas puertas que se abren cuando decidimos dar un paso más allá de nuestra zona de confort. No siempre es fácil aceptarlos, pero cuando lo hacemos, nos damos la oportunidad de crecer, aprender y descubrir de lo que realmente somos capaces.
Hoy, viernes, 21 de marzo, voy a enfrentar uno de esos desafíos que, aunque me ilusiona, también me impone respeto: empezar un nuevo proyecto junto a mi amiga Noe.
Un desafío que nació del baile
Noe es una amiga relativamente reciente, pero que se ha convertido en alguien muy especial en mi vida. Nos entendemos muy bien, compartimos la pasión por el baile y hemos vivido muchos momentos geniales bailando juntos. Aunque ella lleva apenas seis meses bailando, tiene una gran capacidad de aprendizaje y una energía contagiosa que hace que todo fluya mejor.
El desafío comenzó cuando Noe tuvo la brillante idea de dar clases de baile a un grupo de personas en Palamós, cerca de Girona. Una idea que al principio me sorprendió, pero que con el tiempo me pareció un reto bonito e interesante. Yo llevo tres años bailando salsa y bachata, y recientemente he empezado a recibir clases de bailes de salón. No soy un experto, pero el baile me ha dado tantas cosas buenas que me ilusiona compartirlo con otros.
El plan es simple: los viernes, de 19:00 a 21:00, impartiremos estas clases juntos. No podré estar todos los viernes, ya que tengo mis compromisos con mis hijas, pero este primer día estaré allí para arrancar con ella y empezar este camino que hemos decidido emprender juntos.
Un desafío compartido, un proyecto con ilusión
Noe lo explicó muy bien en una publicación reciente que hizo en redes sociales:
«Que mañana empieza una nueva etapa… -Muy de ‘A LO LOCOOO’ como diría mi queridísima amiga Ana. -Muy de ‘ME TIRO A LA PISCINA…y ya aprenderé a nadar…’ como piensa Moli. -Y muy de ‘¿QUIÉN DIJO MIEDO…?’ como solía decir mi abuelo. En fin, que con miedos e inseguridades SÍ, pero también con valentía porque se pierde más por miedo que por intentar…»
Esa publicación me emocionó porque refleja perfectamente el espíritu con el que estamos afrontando este nuevo proyecto. Ambos tenemos dudas, pero sabemos que la mejor forma de avanzar es lanzándonos con ilusión y compromiso.
Este proyecto es un reto en muchos sentidos. Por un lado, porque es la primera vez que me lanzo a enseñar algo que me apasiona, pero en lo que todavía me siento aprendiz. Y por otro, porque Noe y yo tenemos perfiles muy diferentes en el baile: yo soy chico y suelo llevar el rol de líder, mientras que ella, como follower, domina la parte que yo menos conozco.
Ese equilibrio, aunque puede parecer una dificultad, es precisamente lo que le da sentido a este desafío. No se trata de ser perfectos, sino de compartir lo que sabemos desde la humildad, desde el entusiasmo y con el deseo de que la gente se lo pase bien y descubra el mismo placer que nosotros sentimos al bailar.
El baile como desafío y crecimiento
El baile es mucho más que aprender pasos. Es una herramienta que te desafía a nivel físico, mental y emocional. Cada nuevo paso es una pequeña prueba que te obliga a concentrarte, a escuchar la música y a confiar en tu pareja de baile.
A veces te equivocas, te bloqueas o pierdes el ritmo. Pero cuando eso ocurre, el secreto está en seguir adelante, en reírte de los errores y en disfrutar del momento. Porque el verdadero desafío del baile no está en hacerlo perfecto, sino en permitirte fluir y conectar con los demás.
Desafíos que valen la experiencia
Este proyecto con Noe es uno de esos desafíos que siento que valen la experiencia. No por el resultado, sino por lo que significa en sí mismo: atreverme a compartir algo que me apasiona, salir de mi zona de confort y confiar en que, aunque no seamos los mejores profesores del mundo, vamos a poner el corazón en cada clase.
Como dije en una publicación reciente en Instagram:
«Nunca seremos expertos, porque siempre habrá algo nuevo que aprender, pero lo que sí podemos prometer es que vamos a poner el corazón en cada clase para que todos se vayan con una sonrisa y con ganas de volver a la pista.»
Este desafío es también un recordatorio de que no es necesario ser perfecto para empezar algo nuevo. Lo importante es atreverse, confiar en uno mismo y ponerle ilusión a cada paso del camino.
El miedo al desafío y cómo afrontarlo
Es normal que, antes de enfrentarnos a un desafío, aparezcan dudas e inseguridades. Nos preguntamos si estamos preparados, si somos lo suficientemente buenos o si podremos manejar lo que venga. Esa incertidumbre es natural, pero también es el primer paso hacia el crecimiento.
Algunas formas de gestionar el miedo al desafío son:
- Reconoce tus miedos: No ignores lo que sientes. Reconocer tus temores te permite afrontarlos con mayor claridad.
- Enfócate en lo que puedes controlar: En lugar de preocuparte por todo lo que podría salir mal, céntrate en las acciones que dependen de ti.
- Visualiza el éxito: Imaginarte logrando tu objetivo te da seguridad y te ayuda a mantenerte motivado.
- Confía en tu proceso: Recuerda que no se trata de hacerlo perfecto, sino de dar lo mejor de ti y aprender en el camino.
Los beneficios de aceptar desafíos
Cuando te enfrentas a un desafío, puedes sentir miedo, inseguridad o dudas. Pero los beneficios de atreverte a dar ese paso siempre superan esos momentos de incertidumbre. Algunos de esos beneficios son:
- Fortalece tu confianza: Cada vez que superas un desafío, te demuestras que eres capaz de ir más allá de tus límites.
- Desarrollas nuevas habilidades: Al enfrentarte a lo desconocido, te obligas a aprender, a adaptarte y a mejorar tus capacidades.
- Te impulsa a crecer: Los desafíos nos sacan de la rutina y nos invitan a explorar nuevas facetas de nosotros mismos.
- Rompe el miedo al fracaso: Al asumir un desafío, descubres que equivocarte forma parte del proceso y que los errores son solo aprendizajes disfrazados.
- Aporta satisfacción personal: No hay nada más gratificante que mirar atrás y darte cuenta de que te atreviste a hacer algo que antes te parecía imposible.
Conclusión
Cada desafío, grande o pequeño, es una oportunidad para aprender algo nuevo, para fortalecer nuestra confianza y para descubrir que somos capaces de mucho más de lo que imaginamos.
Mañana, cuando esté en esa clase con Noe, no sé si todo saldrá perfecto. No sé si recordaré cada paso, ni si las personas que asistan se sentirán igual de ilusionadas que nosotros. Pero lo que sí sé es que ese primer paso será el inicio de algo valioso. Porque en cada desafío hay una promesa de crecimiento, de aprendizaje y de momentos que se convertirán en recuerdos inolvidables.
«Cada desafío nos hace más fuertes.»
¿Y tú? ¿Cuál es el próximo desafío que estás dispuesto a aceptar?
#Desafío #CrecimientoPersonal #Superación #NuevosRetos #BaileConPasión #Motivación #Confianza #Bienestar #Aprender #Atreverse