Resultados


«Los resultados son el reflejo de nuestro esfuerzo.»

Hoy es 31 de marzo. Con este día cierro no solo un mes, sino el primer trimestre del año. Han pasado noventa días desde que empezó 2025, y con ellos, una nueva etapa, nuevos hábitos, nuevas ilusiones, nuevas metas… y también nuevos desafíos. Y, como todo final de etapa, es momento de mirar atrás, observar, ajustar y celebrar.

Porque los resultados no siempre son cifras. A veces son sensaciones y tendencias. Otras, decisiones. A veces el resultado más grande es haber seguido caminando cuando las cosas se torcían. O haberme dado cuenta de algo. O haber sostenido una conversación incómoda. O haber cuidado de mí cuando nadie lo veía. O haber elegido con consciencia.

Un trimestre de pasos firmes

Este 2025 ha comenzado con intención. Durante estos tres primeros meses, he caminado cada día una media de 10 km. Eso, en sí, es un logro tremendo. No solo por lo físico, sino porque implica constancia, compromiso y espacio para mí.

He incorporado el hábito de bailar cada día, de estirar, hacer ejercicio por las mañanas, de beber más agua, de agradecer más a menudo, de cuidar lo que como. No lo he hecho perfecto, pero lo importante no es hacerlo todo siempre, sino volver una y otra vez. Retomar. Reajustar. Saberme perdonar, aceptar y seguir.

Además, he escrito cada día un post con propósito, un ejercicio que no solo es disciplina, sino que me conecta conmigo mismo, con mi historia, mis pensamientos, mi camino. Eso también construye.

He subido de peso

Sí, también he engordado en las dos últimas semanas (he comido más de lo que he consumido), pero peso menos que en 2024. Y probablemente tenga que ver con la ansiedad que generan todos estos cambios, y sobre todo con la consciencia de lo verdaderamente importante. Estoy en pleno proceso de transformación. De revisión interna y externa. De ir a fondo. No es extraño que eso remueva, que se somatice, que el cuerpo reaccione. Y eso también es parte del resultado. Porque el resultado no es solo lo que se ve, sino lo que se aprende.

Más conciencia, más foco

He ganado claridad. He tomado conciencia del estado de mis finanzas. No es fácil mirar de frente lo que me incomoda, pero lo he hecho. Y eso es una victoria. Saber dónde estoy me permite tomar mejores decisiones. Me permite moverme desde la verdad, no desde la fantasía.

Y también he sumado nuevas prácticas: leer, escribir, estudiar inglés, formarme, hacer un sudoku, plantarme semillas hablandome mejor, organizarme, limpiar. ¿Me hubiese gustado hacer más? Claro. Pero lo que he hecho ya marca una diferencia frente al año pasado. He sembrado. Y lo sembrado, siempre da fruto, solo tengo que cuidar y esperar.

El baile: un refugio, un motor

En este primer trimestre he bailado más. Y no solo más, sino de formas distintas. He aprendido a moverme como Follower, además de como Leader. He compartido pista, he aprendido pasos nuevos. Y, además, he dado mi primera clase con Noe, mi amiga y cómplice en este nuevo proyecto.

Estoy iniciando algo que me mueve, que me hace ilusión, que me reta y me expone. He abierto una puerta nueva, y con ella, mil posibilidades. Pronto tendremos nuestro Instagram, nuestro estilo, nuestra forma de llegar a la gente. Y todo empezó con un paso. Y con ganas. Con eso basta.

Comer en casa, comer mejor

Otro resultado importante: como más en casa, como más sano. Esto no es poca cosa. La alimentación es energía, foco, estado de ánimo. No se trata de comer perfecto, sino con más conciencia. Y lo estoy haciendo.

El arte de reajustar

He aprendido a permitirme no hacerlo todo cada día. A descansar si toca. A volver cuando pueda. Eso es clave: no rendirme porque un día no fue como esperaba. Entender que la vida es una carrera de fondo, no de velocidad. Y que si hoy no fue perfecto, mañana puedo retomar.

Incluyo mis metas a largo plazo

Me he marcado ocho objetivos para 2030. Ocho palabras que resumen mi visión, mi propósito, mi brújula:

  • Casa: Tener un hogar donde ofrecer seguridad y bienestar a mis hijas.
  • Coche: Contar con un medio de transporte cómodo, seguro y disponible para moverme con libertad.
  • 40 km: Cuidar mi salud y mi cuerpo con la meta de correr una maratón.
  • 5000: Generar ingresos mensuales más que suficientes para vivir con tranquilidad y expandir mis proyectos.
  • Comunicación: Mejorar el diálogo con las personas importantes de mi vida, especialmente con mis hijas.
  • Compenetración: Construir una relación de pareja basada en la complicidad, la libertad y el apoyo mutuo.
  • Bailar: Mantener el baile como forma de expresión, disfrute y conexión.
  • Confiar: Confiar más en mí mismo y en mi capacidad para avanzar con firmeza.

Estas ocho palabras son mi mantra. Mi ancla. Son los cimientos de un camino a cinco años vista, pero que ya estoy recorriendo desde hoy. Cada acción de este trimestre me acerca a una de esas metas. Eso es foco.

¿Qué dicen mis resultados?

Hoy, 31 de marzo, puedo mirar atrás y preguntarme:

  • ¿Qué he hecho bien?
  • ¿Qué puedo ajustar?
  • ¿Qué quiero sostener?
  • ¿Qué quiero soltar?

No con juicio. Con honestidad. Con mirada amable. Porque no se trata de exigirme más, sino de acompañarme mejor.

Resultados invisibles (pero igual de importantes)

A veces los resultados son internos. No se miden en números, sino en silencios. En decisiones. En cómo me hablo. En cómo respondo cuando algo no sale. En la forma en que vuelvo a mí.

Si hoy soy un poco más consciente, si tengo más herramientas, si me hablo mejor, si reconozco mis emociones, si pido ayuda, si respiro más profundo… entonces he crecido. Aunque no lo vea, aunque nadie lo aplauda.

Ajustar con cariño

Una de las claves del crecimiento es aprender a ajustar con cariño. No se trata de autoflagelarme por lo que no hice, sino de usar esa información para mejorar. Observo mis patrones, mis rutinas, mis reacciones. Y luego decido: ¿qué sí quiero llevarme al segundo trimestre del año?

Y me doy permiso también para celebrar mis logros, sin minimizarme, sin justificarme. Lo que hice, con lo que tenía, es valioso.

Celebrar lo recorrido

Y por supuesto: celebro. Celebro que estoy aquí, que estoy en marcha. Que me estoy ocupando de mí. Que estoy sembrando. Que estoy vivo y comprometido con mejorar. Y que sigo escribiendo, caminando, bailando, soñando.

Recuerdo que los resultados no son el final, son señales del camino. No son etiquetas que me definen, sino datos que me orientan. Observo, ajusto y sigo. Me escucho. Me reencuentro. Y vuelvo al centro.

Porque cada paso cuenta. Cada elección suma. Y cada pequeño cambio, con el tiempo, se convierte en una gran transformación.

Y tú, ¿qué resultado de este trimestre te hace sentir más orgulloso?

#Resultados #Balance #Crecimiento #Hábitos #Propósito #Motivación #Reflexión #Progreso #Autoconocimiento #CaminoRecorrido


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *